En diciembre de 1996, la Asamblea General de Naciones Unidas votó una resolución por la que se exigía al gobierno yugoslavo la puesta en libertad de los presos políticos de Kosovo, el cese de la persecución a las organizaciones defensoras de los derechos humanos, el respeto a la voluntad de los albaneses de Kosovo y un intento de diálogo con sus representantes. Estas demandas fueron ignoradas. A comienzos de 1997 se produjo en la vecina Albania un estallido social, tras el fraude del denominado sistema financiero piramidal, por el que mucha gente perdió todos los ahorros de su vida. Las comisarías de policía albanesa fueron asaltadas y desaparecieron más de un millón de armas. Muchas de ellas acabaron en la frontera de Kosovo. En el plazo de algunos meses se armó a la milicia kosovar, que empezó a atacar las comisarías serbias de la región. Las autoridades serbias en Kosovo respondieron con una represión aún mayor.
El Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), hasta esta fecha casi desconocido, hizo su primera aparición pública en noviembre de 1997, al atribuirse los ataques contra la policía serbia en Kosovo, quien devolvió el golpe con violencia: el 28 de febrero de 1998 atacó varios pueblos donde se consideraba que el ELK tenía sus bases de operaciones. En menos de una semana al menos 82 albaneses habían sido asesinados, entre ellos mujeres y niños. La sangrienta represión sólo logró sumar adeptos a la causa del ELK.
Tres meses más tarde, la policía serbia y las Fuerzas Armadas yugoslavas lanzaron otra ofensiva mayor en Kosovo, esta vez en el territorio limítrofe con Albania, lo cual forzó a más de 40.000 albano-kosovares a abandonar sus hogares y huir para salvar sus vidas.
DESARROLLO :
El 12 de junio de 1998, los ministros de Asuntos Exteriores del Grupo de Contacto —encargado de supervisar el proceso de paz en los territorios de la antigua Yugoslavia, según los Acuerdos de Dayton, e integrado por Francia, Alemania, Italia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos— exigieron a Milosevic, presidente de la República Federal de Yugoslavia (RFY), creada en 1992, que diera la orden de retirada de sus fuerzas de seguridad de todas las zonas de Kosovo donde se habían realizado operaciones represivas contra los civiles albaneses y se enviaron negociadores a Belgrado con la intención de persuadir a aquél para que iniciase conversaciones serias de paz con los dirigentes albano-kosovares. Rugova y otros dirigentes albaneses declararon no estar dispuestos a un diálogo con la RFY hasta que Milosevic ordenara el fin de la represión policial en Kosovo. Cuando Milosevic manifestó que conversaría con Rugova pero no con el ELK, Estados Unidos y otros gobiernos occidentales apenas pudieron poner objeciones, incluso aunque el ELK se hubiera convertido en una fuerza con la que era imprescindible contar, ya que controlaba más de un tercio del territorio de Kosovo.
El 12 de junio de 1998, los ministros de Asuntos Exteriores del Grupo de Contacto —encargado de supervisar el proceso de paz en los territorios de la antigua Yugoslavia, según los Acuerdos de Dayton, e integrado por Francia, Alemania, Italia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos— exigieron a Milosevic, presidente de la República Federal de Yugoslavia (RFY), creada en 1992, que diera la orden de retirada de sus fuerzas de seguridad de todas las zonas de Kosovo donde se habían realizado operaciones represivas contra los civiles albaneses y se enviaron negociadores a Belgrado con la intención de persuadir a aquél para que iniciase conversaciones serias de paz con los dirigentes albano-kosovares. Rugova y otros dirigentes albaneses declararon no estar dispuestos a un diálogo con la RFY hasta que Milosevic ordenara el fin de la represión policial en Kosovo. Cuando Milosevic manifestó que conversaría con Rugova pero no con el ELK, Estados Unidos y otros gobiernos occidentales apenas pudieron poner objeciones, incluso aunque el ELK se hubiera convertido en una fuerza con la que era imprescindible contar, ya que controlaba más de un tercio del territorio de Kosovo.
El proceso de negociación llegó al caos en julio, cuando el ELK declaró que no reconocía a Rugova como presidente, sugirió que no había nada que negociar con los líderes serbios y afirmó que lo único que buscaba era la independencia de Kosovo.
Desde entonces, la crisis de Kosovo amenazó con convertirse en el inicio de un enfrentamiento regional que amenazaría a todo el sur de Europa. El Grupo de Contacto acordó coordinar los esfuerzos para la pacificación, como había hecho antes en Bosnia. Richard Holbrooke, el diplomático estadounidense que negoció los Acuerdos de Dayton, fue llamado de nuevo para sentar las bases de un tratado en Kosovo. Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se declararon dispuestos a intervenir